A menudo comparo al actual mundo evangélico, que ha abandonado masivamente la Reforma, como si fuera un viejo millonario que no sabe qué hacer para entretener su vida y que emplea su fortuna para intentar revivir las emociones de su juventud. Una y otra vez lo intenta, pero siempre llega a la misma sensación de insatisfacción. No es lo mismo que la primera experiencia vivida. No se puede comparar con el original. Con todo, ahí lo tenemos, inasequible al desaliento, probando incansablemente, experimentando con todo lo que le viene a mano.
Es de esta manera como el mundo evangélico ha llegado a ser todo un filón para avezados empresarios, pues esta ansia por la experimentación, bien orientada, puede resultar en una inagotable fuente de ingresos económicos. De hecho, esto es lo que ya ha ocurrido. El ejemplo por excelencia lo tenemos en la adquisición por el magnate de la comunicación Rupert Murdoch de la prestigiosa editorial americana Zondervan, y el lanzamiento por todo lo alto de sus dos productos estrella: la traducción de la Biblia NIV (Nueva Versión Internacional, en español) y el libro Una vida con propósito, del pastor bautista de la mega-iglesia de Saddleback (California, 19.000 miembros) Rick Warren.
De la magnitud de esta última empresa da cuenta los nada menos que 30 millones de libros vendidos por Rick Warren en todo el mundo, que le han propiciado unos ingresos de unos 25 millones de dólares, o, lo que es lo mismo, ocupar el número 57 en la lista de los mayores millonarios de América. Pensemos lo que esto significa. Algo absolutamente asombroso. Seguir leyendo