CULTO DE LA TARDE
Éxodo 20:13, Transgresiones corrientes al No Matarás (Preg. 136)
CULTO DE LA TARDE
Éxodo 20:13, Transgresiones corrientes al No Matarás (Preg. 136)
CULTO DE LA MAÑANA
1 Timoteo 5:17-25, Cómo tratar a los dirigentes de la iglesia
CULTO DE LA TARDE
Éxodo 20:13, Las excepciones al No Matarás: justicia pública, guerra justa, legítima defensa (Preg. 136)
CULTO DE LA MAÑANA
1 Timoteo 4:11-16, Los diez mandamientos de Pablo a Timoteo
CULTO DE LA TARDE
Éxodo 20:13, Ser caritativos (Preg. 135)
CULTO DE LA MAÑANA
1 Timonteo 4:1-5, Frente a la apostasía de los últimos días
Éxodo 20:13, La justa defensa contra la violencia (Preg. 135)
“El fin de este mandamiento es que habiendo formado Dios al linaje humano como una unidad, cada uno debe preocuparse del bienestar y conservación de los demás. En resumen, este mandamiento prohíbe toda violencia, toda injuria, y cualquier daño que se pueda inferir al prójimo en su cuerpo. Y, por tanto, se nos manda que nos sirvamos de nuestras fuerzas en lo posible para conservar la vida del prójimo, procurándole las cosas convenientes y saliendo al paso de las que pueden perjudicarle; y asimismo ayudándole y socorriéndole cuando se encuentre en algún peligro o necesidad.
Si tenemos presente que es Dios el Legislador que así nos habla, debemos considerar que esta regla la da a nuestra alma; porque seria cosa ridícula, que el que lee los pensamientos del corazón, y ante todo se fija en ellos, no instruyese en la verdadera justicia más que nuestro cuerpo. Por tanto, con esta ley se prohíbe también el homicidio de corazón, y se nos manda profesar un afecto interno a la vida del prójimo. Es Verdad que la mano es quien lleva a cabo el homicidio, pero el corazón es el que lo concibe, cuando se siente encendido en odio y en ira. Reflexionad si podéis enojaros con el prójimo sin encendemos en deseos de hacerle daño. Luego si no podéis enojaros sin sentir tal deseo, tampoco podéis aborrecerle; ya que el odio no es más que la ira concentrada. Por más que disimuléis y procuréis excusaros con vanos pretextos y rodeos, es cierto y está bien probado, que donde hay ira u odio, hay deseo de hacer daño. Y por si aún persistís en excusaros, hace mucho que se dijo por boca del Espíritu Santo: “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida.” (1 Jn. 3:15). Y también se ha dicho por boca de nuestro Señor Jesucristo: “Cualquiera que se enoje contra su hermano será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego” (Mt. 5:22).
La Escritura da dos razones sobre las que se funda este mandamiento. La primera es que el hombre es imagen de Dios; y la otra que es carne nuestra. Por tanto, si no queremos violar la imagen de Dios, no debemos ofender en cosa alguna a nuestro prójimo; y si no queremos despojarnos de nuestra humanidad, debemos cuidarlo como a nuestra propia carne”.