Etiquetado: Pecado
Sermón del Domingo (25-6-2017)
CULTO DE LA MAÑANA
Gálatas 2:1-14,“El comportamiento según la verdad del Evangelio”
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CULTO DE LA TARDE
Jeremías 6,“Palabra del profeta ante la rebeldía obstinada del pueblo”
Sermón del Domingo (14-5-2017)
CULTO DE LA MAÑANA
Romanos 7,“Tres usos de la ley de Dios” (Rev. Maurice Roberts)
CULTO DE LA TARDE
Salmo 95,“Cómo acercarnos a Dios” (Rev. Eliseo García)
Sermón del Domingo (17-7-2016)
CULTO DE LA MAÑANA
Romanos 4:10-12, ” El sacramento del bautismo”
CULTO DE LA TARDE
1 Samuel 22, “Las consecuencias del pecado”
Dios no es Autor del Pecado, por Thomas Watson
Pero algunos tal vez digan: Si Dios interviene en el ordenamiento de todas las cosas que acontecen, también lo hace en el pecado de los hombres…
Mi respuesta es: No, en absoluto; él no tiene nada que ver con el pecado de ningún hombre. Dios no puede ir en contra de su propia naturaleza, ni efectuar acción impura alguna, igual que el sol no puede oscurecerse. Aquí has de tener cuidado con dos cosas: así como no debes pensar que Dios sea ignorante de los pecados de los hombres, tampoco debes considerar que él intervenga en dichos pecados. ¿Es factible que Dios sea el autor del pecado y el vengador del mismo? ¿Sería lógico que Dios hiciera una ley contra el pecado y que luego tomara parte en el quebrantamiento de su propia ley? Dios, en su providencia, permite los pecados de los hombres. “En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos” (Hch 14:16). Dios permitió su pecado, lo cual nunca habría hecho de no poder sacar un bien del hacerlo. De no haberse permitido el pecado, no se hubieran conocido tan bien ni la justicia de Dios al castigarlo, ni su misericordia al perdonarlo. El Señor se agrada en permitir el pecado, pero no toma parte en el mismo.
¿Pero no se dice que Dios endureció el corazón de Faraón? Esto es almo más que meramente permitir el pecado…
Dios no infunde maldad en los hombres, simplemente retira la influencia de sus dones y, entonces, el corazón de ellos se endurece por sí mismo, de igual modo que, al retirarse la luz, la oscuridad enseguida invade el aire; pero sería absurdo, sin embargo, decir que es la luz lo que oscurece el aire. Observarás que se dice de Faraón que endureció su propio corazón (cf. Ex 8:15). Dios no es el causante del pecado de hombre alguno: es cierto que interviene en la acción donde se encuentra el pecado, pero no toma parte en el pecado de la acción. Un hombre puede tocar un instrumento desafinado, pero la discordancia procede del instrumento; de igual manera, las acciones de los hombres, en tanto en cuanto son naturales, proceden de Dios, pero, en lo referente a u pecaminosidad, vienen de los propios hombres, y Dios no interviene en ellas en absoluto.
Thomas Watson, Tratado de Teología, (Edimburgo, Carlisle: El Estandarte de la Verdad, 2013), pp. 223-225.
Sermón del Domingo (27-9-2015)
CULTO DE LA MAÑANA
Apocalipsis 11:7-14, “Muerte, resurrección y exaltación de los siervos de Dios”
CULTO DE LA TARDE
1 Samuel 2:12-25, “Familia de Elcana, familia de Eli”
El Guardar el Día de Reposo es un Deber Moral
ormalmente hay dos maneras de hacer las cosas: o bien por costumbre, o bien por convicción. En la primera, por costumbre, no hay ninguna fuerza que empuje a hacer las cosas, simplemente se hacen por inercia. En la segunda, esta convicción es la fuerza interior que empuja a hacer las cosas o, llegado el caso, a cambiar lo que siempre se está haciendo.
Bien, nos podemos preguntar entonces acerca de lo que estamos haciendo ahora, viniendo a la iglesia el domingo. ¿Por qué venimos a la iglesia precisamente en domingo? ¿Tiene que ser en este día? ¿Tiene que haber un día en especial para que los cristianos se reúnan?
Se puede decir que ante estas preguntas se dan hasta tres respuestas distintas:
1) Está los que dicen, o los que dan por sentado, que se trata de una mera costumbre. Lo hacen, van a la iglesia el domingo, porque es lo que sus padres le han enseñado, o porque lo ve en los demás y ellos hacen lo mismo, o simplemente porque es en ese día que la iglesia hace sus cultos, de la misma manera que se tiene que ver un partido de fútbol los sábados o que para ver tal serie se tiene que hacer en tal día de la semana.
Esta es la actitud de la gran mayoría de los cristianos. Y esta actitud a lo que lleva es a una observancia superficial del mandamiento del Día de Reposo. Si son verdaderamente creyentes, si se han convertido a Dios, entonces hay un deseo de reunirse y tener comunión con los hermanos, y de escuchar la Palabra. Pero no hay un principio exterior que obligue. Así que, si las fuerzas o el deseo espiritual por diversas circunstancias decaen, entonces esto lleva a que la gente se reúna menos o deje de hacerlo por completo.
Dentro de esta categoría, la de la “costumbre”, están también aquellos que lo llegan a explicar en la teoría. Es decir, aquellos que tienen un discurso teórico para explicar y defender que el hecho de reunirse en domingo es sólo una cuestión de costumbre de la Iglesia.
Según ellos, para los cristianos no hay una obligación que provenga directamente del Decálogo, pues, dicen ellos, este mandamiento es ceremonial, pertenece a todos los mandamientos de culto que luego se cumplen en Jesucristo y que, por lo tanto, están abrogados como tales en el Nuevo Testamento. Según siguen diciendo ellos, si nos reunimos en domingo es porque fue esta la decisión que tomó la iglesia cristiana casi desde sus mismos orígenes, y no hay razón para cambiarla. Pero, fijémonos, en principio tampoco habría razón para que el día para congregarse fuera otro día de la semana, o incluso todos los días.
Esta es la posición, como decimos, más común en el cristianismo, incluido también los evangélicos.
2) En segundo lugar, están también los que tienen una convicción en cuanto al Día de Reposo, pero su convicción es que no se tiene que reunir en domingo, sino en sábado, como en el Antiguo Testamento.
En este grupo entran, por supuesto los judíos, pero también algunos grupos dentro del cristianismo, como los adventistas del séptimo día, u otros que pueda haber (sobre todo ahora, con la proliferación de los llamado “judíos mesiánicos” entre los evangélicos).
3) Y en tercer y último lugar, están aquellos que se reúnen en domingo como Día del Señor como el día que Dios ha ordenado en la Palabra y que ha apartado para sí. Estos cristianos guardan el mandamiento, por tanto, movidos por el deseo de reunirse y tener comunión con los hermanos. Pero este deseo está además reforzado por el mandamiento, por la obligación de entender cuál es la voluntad de Dios en Su Palabra.
En este mensaje, pues, y en los que siguen vamos a estar considerando este mandamiento del Decálogo, para ver la verdadera postura y enseñanza que nos da la Biblia.
En el mensaje de hoy, vamos a estar viendo el “porqué” tenemos que guardar este día. Luego están las preguntas de “cuál” es el día”, y también la de “cómo” se tiene que guardar.
¿Por qué tenemos, pues, los creyentes del Nuevo Testamento que observar el mandamiento del Día de Reposo? Pues hemos de presentar de entrada la afirmación, basada en la Palabra de Dios, de que el guardar este mandamiento es un deber moral. No sería un mandamiento ceremonial, tampoco sería meramente un mandamiento positivo (¿nos acordamos?, mandamientos positivos son aquellos que descansan únicamente en la voluntad de Dios, que así lo dispuso, por ejemplo, ¿por qué determinados alimentos eran impuros? Pues, simplemente, porque así lo ordenó Dios, porque no hay nada inmundo de por sí (Rom. 14:14)? Por supuesto, está basado siempre en Su voluntad, pero además, este mandamiento nos enseña lo que es el bien y lo que es el mal; por lo tanto, es permanente y perpetuo, es universal, y transgredirlo supone una injusticia, ante Dios, pero también para con los hombres.
El Día de Reposo es un deber moral. ¿Por qué?
Reflexiones para la Jornada de Reflexión: ¿Es Lícito Hacer las Elecciones en Domingo y Votar en Ellas?
El próximo domingo tenemos en España las elecciones municipales y autonómicas. Pero hubo un tiempo en España donde las elecciones no se hacían en domingo, Día del Señor. Las elecciones generales de 1977, las primeras de la Democracia, se celebraron un 15 de junio, miércoles. Las siguientes, el 28 de octubre de 1982, en jueves, en las que se alzó con el poder el partido socialista, poder que mantendría incólume durante los siguientes 14 años. Las elecciones generales de 1986, el 22 de junio, ya se harían en domingo, exponente más del “cambio” prometido por el partido socialista en la campaña anterior. A partir de entonces, invariablemente las elecciones se hacen en domingo en España.
Con el tiempo, nos hemos ido acostumbrando fatalmente a que las elecciones se hagan en domingo, sin plantearnos si siempre fue así o, sobre todo, si tiene que ser así. ¿Es el domingo (Día del Señor, como su nombre mismo indica) el día en el que se tienen que celebrar unas elecciones? ¿No es deshonrar públicamente al Señor que las autoridades pasen a considerar este día como uno más, o el día más apropiado para hacerlas porque la mayoría de la población no trabaja en él? En muchos países del mundo occidental las elecciones todavía se hacen entre semana (recientemente, las del Reino Unido se hicieron en jueves). ¿Por qué no se puede hacer así en España? ¿Es más democrático hacerlo en domingo que en jueves?
Dicho claramente, que se hagan las elecciones en domingo en España es un pecado instaurado por los gobernantes (uno más de tantos), en su día por el partido socialista, pero que nadie posteriormente ha querido modificar.
¿Tenemos que participar los cristianos en unas elecciones en domingo? Lo hemos venido haciendo por mucho tiempo, sin plantearnos si esto está bien delante del Señor. Pero si hacer las elecciones en domingo, por parte de las autoridades, es un pecado, el participar en ellas, invariablemente, no puede ser otra cosa que participar en este pecado.
Como decíamos, por largo tiempo los cristianos lo hemos venido haciendo, sin plantearnos si está bien, pero también sin decir a las autoridades que están pecando contra Dios y que, por consiguiente, no le están haciendo ningún bien a la nación profanando y haciendo profanar el Día del Señor. Los pastores, también, hemos fallado por largos años, no alertando de este pecado a los creyentes, o participando de las mismas elecciones, sin más. Hablo por mí mismo, en primera persona. Pero es hora de arrepentirnos de este pecado, hermanos.
Porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos, y mis días de reposo profanaron (Ezequiel 20:16).
Si todos los creyentes dejasen de participar en las elecciones en domingo, si todas las iglesias protestantes clamasen por la celebración de las elecciones en otro día de la semana, todavía habría esperanza de que este pecado se pudiera corregir. Pero si nada de esto hacemos, lo que es seguro es que nada cambiará. Sea como fuere, los cristianos tenemos que decir con claridad, con nuestras palabras y actos, que el domingo es del Señor.