Pedro Sánchez:
Como Presidente del Gobierno, durante los meses de enero y febrero –cuando el coronavirus avanzaba imparable en el mundo– su principal responsabilidad era la de prever el peor escenario posible para el país y tomar las medidas necesarias y oportunas para afrontarlo. Sin embargo, no fue hasta el 9 de marzo, un día después de sus manifestaciones socialcomunistas-feministas, cuando empezó a actuar, y esto de manera absolutamente caótica e improvisada.
Ahora, tres semanas después de las manifestaciones del 8 de marzo, no hay rincón de España en el que no haya casos de coronavirus y ya tenemos casi ocho mil muertos –en realidad, son muchos más, como usted sabe bien–.[1] La epidemia, descontrolada, amenaza con atacar la ya escasa y envejecida población de la España rural.
Después, como la epidemia ha avanzado de manera descontrolada durante este mes de marzo, usted ha ordenado el confinamiento y el parón de toda actividad económica y laboral del país, salvo las consideradas esenciales para la supervivencia de la población.
Se lo ha jugado todo así a una sola carta, confinando masivamente a la población a la espera de que el pico de la epidemia aparezca uno de estos días o que la vacuna llegue a tiempo. Pero si, como afirman estudios científicos,[2] el pico llega a principios de junio o si la vacuna al final no llega o no es eficaz, ¿qué va usted a hacer? ¿Confinarnos a todos hasta septiembre? ¿Y qué pasará cuando la gente vuelva al trabajo después de la crisis y se encuentre con que su empresa ha cerrado? ¿O qué va a pasar con los centenares de miles de autónomos que van a quebrar?
Su negligencia en la previsión y su nefasta, por caótica e improvisada, gestión de la crisis del coronavirus suponen ya la mayor tragedia, en pérdida de vidas humanas, desde la Guerra Civil, y amenaza en convertirse –Dios no lo quiera– en la mayor hambruna desde la Posguerra.
Usted y el Gobierno que usted preside han atentado gravemente contra el pueblo y la nación.
Su nefasta gestión de la crisis, sobre todo por su injustificable negligencia en cuanto a la previsión, bien merece el calificativo de criminal. Espero que la denuncia que le han puesto en el Tribunal Supremo, al amparo del art. 102.1 de la Constitución, prospere y que pague con muchos años de cárcel.
Cuando usted juró el cargo de Presidente del Gobierno, no lo hizo por Dios, sino “por su conciencia y honor”. Lo cual incluía ejercer con diligencia con las obligaciones del cargo, de las cuales la principal es la preservación del bienestar de la nación y de la vida de sus ciudadanos.
Apelo, pues, a su conciencia y honor para que dimita usted y el Gobierno que usted preside, y deje paso a un Gobierno de concentración nacional apartidista, formado por la máximas autoridades sanitarias y económicas en el país, bajo la presidencia del Rey de España.
[1] Ver https://elpais.com/sociedad/2020-03-27/el-coronavirus-causa-mas-muertes-de-las-detectadas.html
[2] Ver http://covid19.webs.upv.es/INFORMES/Informe_22032020.pdf