Estaban intrigados los otros barqueros
con lo que él hacía.
E indignados estaban unos,
y otros se reían.
Le decían que qué hacía con tales troncos, que qué se pensaba,
que adónde iba.
¿Y los años transcurridos? En todo este tiempo,
toda una flota tener podrías.
No eres más uno de nosotros; indigno barquero,
retirarte mejor harías.
Sin embargo, Noé callaba
y la agrandaba un poco más cada día.
© Jorge Ruiz Ortiz