Cita Diaria con Calvino (88)

“El fin de este mandamiento es que debemos decir la verdad sin fingimiento alguno, porque Dios, que es la Verdad, detesta la mentira. La suma de todo será que no infamemos a nadie con calumnias, ni falsas acusaciones, ni le hagamos daño en sus bienes con mentiras; y, en fin, que no perjudiquemos a nadie, hablando mal de él o con burlas. A esta prohibición responde el mandamiento afirmativo, de que ayudemos en cuanto podamos al mantenimiento de la verdad, para conservar la hacienda del prójimo, o bien su fama.

Parece claro que nuestro Señor quiso exponer este mandamiento en el capítulo veintitrés del Éxodo, versículos uno al siete, al decir: “No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso”. Y: “De palabra de mentira te alejarás”. Y en otro lugar, no sólo nos prohíbe que andemos con chismes y maledicencias, sino también que “ninguno engañe a su hermano”, porque Él expresamente prohíbe lo uno y lo otro (Lv. 19: 16).

Es indudable que, lo mismo que en los anteriores mandamientos corrigió la crueldad, la deshonestidad, y la avaricia, de la misma manera aquí reprime la falsedad y la mentira, que, como hemos dicho, tiene dos partes. Porque nosotros, o por malicia pecamos contra la fama del prójimo, o mintiendo y contradiciendo impedimos el bien y la comodidad de nuestros semejantes.

Y poco importa que se entienda este mandamiento del testimonio público y solemne que se da ante el juez, o del corriente y vulgar que se emplea entre particulares; pues siempre hemos de recurrir a lo que hemos dicho, que el Señor de cada clase de vicios nos propone una especie como ejemplo, a la cual hemos de referir todas las demás; y además, que escoge entre todas, aquella en la que más claramente se ve la fealdad del vicio. Aunque es necesario extender este mandamiento de un modo más general hasta incluir las calumnias y las murmuraciones perversas con las que se daña inicuamente al prójimo; pues el falso testimonio que se dice ante el juez, nunca se hace sin perjurio. Y ya en el tercer mandamiento quedan prohibidos los perjurios, en cuanto profanan y violan el nombre sacrosanto de Dios.

Por tanto, la legítima manera de observar este mandamiento es que al afirmar la verdad, ello sirva para conservar la buena fama del prójimo, y también su fortuna. Cuán justo sea esto, está bien claro. Porque si la buena fama es mas preciosa que cuantos bienes existen, evidentemente no se hace menos daño a un hombre cuando se le priva de su buen nombre, que cuando se le despoja de su hacienda. Tanto más que, incluso para robarle la hacienda, a veces se sirven no menos de un falso testimonio que de sus propias manos”.

Institución de la religión cristiana II.VIII.47 (p. 297-298).



Una respuesta a “Cita Diaria con Calvino (88)”

  1. Avatar de Cristino EnrMtque Robles Perea
    Cristino EnrMtque Robles Perea

    En Jn.9,24(el ciego de nacimiento),los fariseos relacionan diréctamente el testimonio solemne de la expresión de la verdad con la manifestación de la gloria divina,ésto es,con Dios mismo como si El fuese a la vez el testigo y garante de la misma.Calvino lo trata en referencia directa al perjurio,vinculado al tercer mandamiento(II,VIII,24),con lo que acertamos a discernir claramente la importancia del precepto,pues no sólo lo vemos vinculado con un deber hacia el prójimo en cuanto a su honor e integridad personal,sino sobre todo con la Verdad,que Dios es y representa.Por tanto,en éste mandamiento,vemos estréchamente relacionado el amor a Dios,ésto es,la afirmación de su entidad soberana sobre nosotros,con el amor debido al prójimo,ambos mandamientos resumen y cumplimiento de la Ley(Mt.22,34-40).

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