En los últimos cuatro años, el Gobierno presidido por Zapatero ha propulsado toda una batería de acciones (matrimonio homosexual, divorcio exprés, clonación, Educación para la Ciudadanía, aborto, eutanasia, de momento) cuyo único fin es transformar definitivamente la realidad moral y espiritual tradicional en España. Es decir, que ha apostado firme y decididamente en la llamada “guerra cultural”, expresión importada del inglés que creo no muy afortunada, razón por la cual no la he empleado hasta el día de hoy. Pero a efectos prácticos, sirve para describir la actuación del Gobierno, y para explicarla.
En este contexto, se puede decir que la gran mayoría del cuerpo evangélico español ha optado, más o menos conscientemente, y por parte de algunas instancias, de manera absolutamente deliberada, por ocupar una especie de “centro virtual”, como si en el momento histórico que vivimos fuera posible una neutralidad entre las pretensiones de unos y otros; para ser más concretos, del Gobierno y de la Iglesia católica-romana. Seguir leyendo